lunes, 29 de septiembre de 2014

TODO O NADA


                                                                     

Esas fueron mis últimas palabras en una de mis reuniones con uno de mis clientes.

En ocasiones resulta complicado, muy complicado que nos entiendan. Esta fue una de ellas.

Se presenta en mi despacho, un apenado señor, cuya pariente fallecida designó heredero en tiempo pretérito. En aquella época la fallecida tenía un caudal muy modesto pero el devenir de los tiempos lo incremento.

En la actualidad olivares, locales y acciones forman parte de dicho caudal, su valor importante, y la liquidación del impuesto de sucesiones, al no ser familiar, más importante aun.

Explicar la situación no fue fácil, más aun cuando el heredero venia con ideas fijas y claras, las cosas son como son, no como queremos que sean, le dije.

Su idea, quedarse con las acciones y el local de más valor y renunciar al resto.

Todo o nada, las herencias se aceptan en su totalidad o se renuncian, o se aceptan a beneficio de inventario,  pero eso de aceptar un bien y excluir a otros, nada de nada. Cuestión distinta seria que hubiéramos sido designados herederos o legatarios, en tal caso si podría renunciar a uno  o aceptar el otro, pero en el caso que nos ocupa, TODO O NADA. Eres heredero, todo, no lo quieres ser, renuncias, NADA.

 

Más claro, agua. Y los legados los dejamos para otro momento.

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